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jueves, 2 de mayo de 2013

Capítulo 4: Un momento extraño


*Isa*
Me levanté la primera el día de la boda, fui a la habitación donde se había quedado Carlos por petición de mi padre y empecé a saltar en la cama.
-¡Ei! ¡Vamos arriba!- empecé a reír.
-¡Eres un bicho!- me tiró la almohada.
-Has fallado- le saqué la lengua.
Él se incorporó y empezó a hacerme cosquillas.
Mi padre apareció por la puerta y sonrió.
-Me encanta veros reír.
-Y a nosotros verte feliz- dijo Carlos soltándome.
-Eva te va a hacer muy feliz- dije.
Mi padre se agachó y nos abrazó.
-Os quiero muchísimo, no lo olvidéis nunca.
-Y nosotros a ti papá- dijo mi hermano.
Nos separamos.
-Por cierto Isa, viene tu amiga Diana a la boda, estarás contenta- me puse seria... ¿Diana? ¿Por qué? 
-Sí- dije sonriendo falsamente.
-¿Ocurre algo princesa?- preguntó mi padre.
-No, nada- dije.
Desayunamos deprisa y después nos arreglamos para la boda, mi padre fue el primero en la ducha, después yo, y finalmente mi hermano.
Me delineé los ojos en negro y me puse rimell, me pinté los labios de rojo claro y me puse sombra de ojos.
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Me acerqué a mi padre que estaba atareado aún con la camisa y le ayudé a ponerse bien la chaqueta del frac.
-Estás preciosa- me dijo.
-Gracias- sonreí- Tu estás guapísimo, Eva tiene que estar contenta.
Mi padre rió nervioso.
-Todo va a ir bien- sonreí.
Llamaron a la puerta, eran mis abuelos, fueron a ayudar a mi padre a arreglarse un poco y a tranquilizarlo.
Yo fui a ver como iba Carlos.
Mi hermano no conseguía ponerse la corbata, me acerqué a él y se la ajusté.
-Después de tanto, sigues sin saber como hacer el nudo de una corbata- me burlé.
-Oye... - se quejó.
-¿Es mentira?- arqueé una ceja mirándole.
El sonrió de lado.
-¿Como crees que será Laura?- preguntó.
-Pues viendo a Eva... Seguro que es guapísima...- dije- Y simpática.
-Más o menos como tú- me dio en la nariz.
-No- sonreí.- Ella será mucho más guapa.
-Isa, no se a que viene eso ahora, no eres fea como estás pensando.
-No quiero discutir ahora- terminé de ajustarle el nudo de la corbata- ya está.
-Oye, eres preciosa.
-Soy tu hermana, eso influye en tu punto de vista.
-No soy el único que lo dice.
-Ya ya... la típica gente que dice que soy muy guapa pero que casualmente nunca se quienes son- reí.
-No seas cabezota.
-Me parezco a mi hermano, que se le va a hacer.
-Pues no te parezcas tanto- me dijo.
Álvaro entró en la habitación de golpe.
-¡Ei!- saludó- ¿pasa algo?- nos miró ahora más serio.
-Nada- dije deprisa.
-Mi hermana se cree fea- soltó mi hermano.
-Cállate, sabes que lo soy.
-No lo eres- dijo Álvaro- en eso no te pareces a Carlos.
-¡Oye!- se quejó mi hermano.
-Eres preciosa.
-Gracias- sonreí y le di un beso en la mejilla a Álvaro.
-Ejem...- tosió Blas desde la puerta- ¿Nos vamos?
-¿A que vienen las prisas?- preguntó Carlos.
-A que todos se van ya...- dijo Blas.
Saludé al resto de Auryn y nos  fuimos a la iglesia, donde pude ver a Laura... Era realmente preciosa, tal y como o había imaginado.
Me encontré a Diana, iba con el pelo más corto y más liso de lo que lo tenía antes, ahora se lo había puesto de un tono rubio pollo, se había delineado los ojos de azul remarcando su color marrón, y se había puesto bastante sombra de ojos, estaba más alta de lo normal, por los taconazos y llevaba un mini vestido rosa.
-Hola- me saludó.
-Hola- dije.
-¿Te ha sustituido ya?
-¿Qué?
Mi padre me llamó para presentarme a Laura, me salvó de Diana.
¿Por qué me comporté así con Laura?
Salí corriendo y mi padre me siguió.
-Isa... ¿Qué pasa?
-Nada...
-No te entiendo, estabas bien, estabas conforme con la idea, te gustaba incluso.
-Lo se, y me encanta la idea de que seas feliz, lo siento, no se que me ha pasado.
-Cariño, ¿todo va bien?
-Sí, de verdad.- Sonreí.
Diana me llevó con ella y estuvimos hablando...
-Te va a sustituir, él ya no te necesita, incluso tu hermano la prefiere a ella, ¿no te has dado cuenta que no ha venido a buscarte?
-Está con sus amigos...
-Pero tu eres su hermana, su peque, ¿por qué no te defiende?
No podía creerlo, Diana era odiosa, ¿por qué no me podía dejar tranquila nunca?
-Vamos Isa... Sabes perfectamente que tu padre preferirá a la hija de tu madrastra antes que a ti- me dijo.
-Déjame anda...- dije apartándome de ella.
¿No se aburría de hacerme la vida imposible? Llevaba prácticamente toda la vida así...
Diana es la hija de mi vecina, tiene dos años más que yo y está enamorada de mi hermano, desde siempre me ha estado haciendo la vida imposible, hoy está en la boda, por eso ella está aquí metiéndome cosas en la cabeza.
-Vamos querida, ambas sabemos que vas a molestarles a tu padre y madrastra, solo vas a ser una carga para ellos, como siempre lo has sido...- anda mira tu hermanita acaba de llegar a la mesa de los auryn... Corre o te robará a tu padre.
-No me va a robar a nadie.
-¿A no?- arqueó una ceja.
Cuando te dicen lo mismo tantas veces, aunque en el fondo sabes que no es verdad... Te lo acabas creyendo.
Me dirigí a la mesa donde estaban todos, y solté lo primero que me vino a la cabeza, me había pasado... 
Laura salió corriendo y cuando la vi correr... Salí yo también corriendo.
-¡Isa!- me llamó mi hermano, pero yo corrí hacia el jardín del restaurante, me senté en el césped, ya me daba igual mi vestido, mis tacones me estaban matando, pero me daba igual, Diana lo había conseguido...
-Rubia, ¿estás bien?- se sentó a mi lado.
-¡Sí! estoy bien ¿vale?- fui muy brusca con él.
-No hacía falta ponerse así.
-Lo sé, lo siento...- le dije sincera- es solo que... Da igual...
-No, venga, ¿qué pasa?
-Nada, en serio, es una tontería.
-No lo será tanto si te hace sentirte así- se sentó a mi lado.
-O puede que sí- le miré.
-¿Qué te pasa con Laura? No se ve mala persona.
-Lo se, y sé que si no me hubiese comportado así, ahora probablemente estaríamos riendo y pasándolo en grande...
-¿Entonces?
-Soy tonta ¿vale?
-No lo eres, solo un poco impulsiva.
-Y eso es una mierda...
-Pero enserio, ¿qué te ha pasado?
-Blas... No me ha pasado nada- mentí.
¿Como conseguía Diana meterse en mi cabeza?
-Pues deberías intentar conocer a Laura, es bastante simpática.
-estoy segura de que sí, pero después de como me he comportado hoy dudo de que pueda caerle bien algún día...
-No digas eso- me abrazó.- Claro que puedes caerle bien.
-Seamos realistas, me he comportado como una niña tonta y mal criada...
-Tus razones tendrás y  ella lo entenderá si hablas con ella antes de que se marche.
-No hay razones que justifiquen como me he comportado.
-Deja de torturarte- me agarró la cara entre las manos- no la conoces, no sabes como es, si te perdonará o no está por ver, no has hecho nada tan horrible como piensas, solo has sido celosa e impulsiva, y eso está mal, pero puede remediarse.
-Gracias- me sonrojé por la cercanía.
-No tienes nada que agradecer- sonrió- y respecto a lo que hablabas antes con Álvaro y Carlos, me parece que eres preciosa y que no debes preocuparte por algo tan superficial aunque de verdad que eres guapa.
-Gracias- me sonrojé más aún- Hay algo que no entiendo de ese momento.
-Dime.
-¿Por qué te entró tanta prisa?- arqueé una ceja.
-Porque todos se iban.
-Aun quedaba más de una hora para la boda, cinco minutos más o menos no habría pasado nada- dije divertida.
-Ya, pero es que...
-Pareces nerviosillo- reí.
-¿Yo? Que va...- rió nervioso.
-Si tú lo dices- volví a reír.
-¿Te estás riendo de mí?- me miró divertido pero haciéndose el ofendido.
-¿Yo?- me hice la sorprendida.-Puede que un poco- añadí riendo.
-¡Pero bueno!- exclamó Blas- Ahora verás.
Se echó sobre mí y comenzó a hacerme cosquillas.
-¡No! ¡Blas para!- exclamé mientras reía.
-Este es tu castigo por reírte de mí.
-Por favor, para, perdón, lo siento de verdad- dije riendo sin parar.
-Bueno vale no te mueras- paró y me ayudó a incorporarme.
-Me duele el estómago- le miré mal.
-Lo siento- rió.
Me uní a su risa.
-Me gusta verte reír, así es como debes estar- me sonrió.
-No, mi risa es horrible...- me tapé la cara con las manos.
-Bromeas ¿verdad?- me cogió de las manos y me las apartó de la cara.-Pues a mí me encanta tu risa- me acarició la mejilla.
-Sigo diciendo que es horrible, así que no me mires tan de cerca- dije bajando la mirada.
-¿No?- se acercó más a mí.
Estábamos tan cerca...Demasiado..Blas bajó la mirada y  me dio un beso entre los labios y la comisura de los labios, me moví un poco y acabamos besándonos, fue corto, muy corto, pero nada más separarnos volvimos a juntar nuestros labios y a besarnos con más intensidad durante más tiempo.
Fue increíble.
Nos separamos lentamente, parecía que ninguno de los dos quería separarse del otro, nuestros labios encajaban tan bien... No pude contenerme y volví a besarle.

Capítulo 3: La boda


*Laura*
Hacía unos días que mi madre me había mandado un mensaje diciendo que vendría con Carlos a Madrid porque tenían algo que contarme. Estaba intrigada ya que normalmente esperaban a que fuera festivo para venir a visitarme los dos, mi madre sola sí que venía algunos fines de semana.
El viernes por la tarde, estaba en el piso sola ya que Clara había quedado cuando tocaron el timbre. Fui a abrir y eran mi madre y Carlos.
-Hola-los saludé y les di dos besos y un abrazo-.¿Qué tal el viaje?
-Bien, ¿y tú, qué tal estás?-me preguntó mi madre.
-Bien-le sonreí.
Pasamos y nos sentamos en el sofá, quedando ellos dos en uno de los grandes y yo en el pequeño.
-¿Queréis algo de beber?-pregunté.
-¿Café?-preguntó mi madre.
-Claro, ¿y tú, Carlos?-lo miré.
-Café también, gracias-me sonrió.
Le devolví la sonrisa y entré a la cocina a preparar los cafés. Cuando estuvo preparado, los llevé al salón junto con algunas cosas de picar por si les apetecía. Lo coloqué todo en la mesa pequeña y me volví a sentar en el sofá pequeño. Mi madre y su novio parecían nerviosos y yo me reí internamente aunque yo también estaba un poco nerviosa por lo que me tuvieran que decir.
-Laura, nosotros...-empezó mi madre, pero se quedó a medias y miró a Carlos.
-Tenemos algo que contarte, algo importante-dijo Carlos removiéndose incómodo en el sofá.
-¿Qué pasa?-pregunté mirándolos a los dos-Me estáis asustando, ¿es algo malo?
-No, para nada-dijeron a la vez.
-Nosotros... Laura, Carlos y yo nos vamos a casar-por fin lo soltó mi madre.
Un momento, pausa, rebobina y play ¿cómo? ¿Que se iban a casar?
Me quedé mirándolos sin saber qué decir, porque... ¿Qué decía?
-Yo...
-¿No estás de acuerdo?-preguntó mi madre mirándome asustada.
-Por supuesto que estoy de acuerdo-respondí rápidamente-.Es solo que... Me habéis pillado desprevenida ¡jo!-reí-.Enhorabuena.
Me levanté y los abracé.
-Muchas gracias, cariño-me dijo mi madre.
-No tienes que darlas, solo espero que os sigáis haciendo felices y os cuidéis el uno al otro-dije aún abrazada a mi madre.
-Gracias-dijeron los dos a la vez.
-¿Para cuándo tenéis pensado casaros?-pregunté mirándolos.
-Pues por abril o mayo-respondió Carlos.
-Vaya, poco menos de un mes-dije sorprendida-.Tenéis todo mi apoyo.
-Gracias-volvió a decir mi madre.
-De nada-le sonreí.
Pasamos la tarde merendando y sobre las ocho se fueron al hotel dónde se quedarían. A eso de las nueve, Clara llegó.
-Ei, ¿qué te pasa?-me preguntó sentándose a mi lado.
-Mi madre y Carlos se van a casar-respondí con un suspiro.
-Ui, ¿no te agrada la idea?-preguntó mirándome.
-Claro que sí, estoy más que feliz por ellos-dije mirándola-.Pero... No sé, supongo que me tocará conocer a la familia de él y no sé si estoy preparada.
-Lau, claro que estás preparada, no le des vueltas-trató de animarme-.Les caerás genial y seguro que haces amistad con sus hijos.
-¿Tú crees?-pregunté algo insegura.
-Claro que sí-me sonrió.
-Gracias-le devolví la sonrisa y la abracé.
-De nada, sabes que para eso estoy aquí-me devolvió el abrazo.
Estuvimos un rato más hablando y a las diez nos pusimos a prepararnos la cena. Comimos viendo una película y cuando terminó, apagamos la tele y cada una nos fuimos a nuestra habitación a dormir.
El tiempo empezó a pasar y ya estaba a dos días de la boda de mi madre y Carlos. Me iba a ir esa misma tarde a Alicante para ayudar a mi madre con los últimos preparativos, ya que estaba de los nervios y, según mi abuela, no daba una ella sola y me necesitaba. Así que iba a ir a ayudarla en lo que pudiera.
El viaje se me hizo un poco largo y agotador, odiaba conducir por tantas horas. Llegué a eso de las ocho de la tarde y me planté en un hotel, no pensaba quedarme en casa de mi madre por nada del mundo.
-Hola-saludé al recepcionista-.¿Me puede dar una habitación?
-Claro-me sonrió-.¿A nombre de quién?
-Laura González-respondí.
-Un momento-empezó a teclear en el ordenador-.La 204, por favor firma aquí.
Me entregó un papel que rellené con mis datos, mi DNI, firmé y se lo devolví al chico.
-Gracias -cogió el papel y me entregó una llave-. Que tengas una buena estadía.
Me guiñó un ojo. Le dediqué una sonrisa un poco incómoda, cogí la llave, mi maleta y me dirigí hacia los ascensores. Subí a la tercera planta y miré en todas las puertas hasta dar con la 204. Entré, dejé la maleta a un lado y llamé a mi madre mientras me salí a la terraza de la habitación desde donde se veía casi toda la ciudad.
-¿Sí?-preguntó mi madre al otro lado del teléfono.
-Hola mamá-respondí.
-Hola, cariño-dijo alegre-.¿Ya estás en Alicante? ¿Qué tal el viaje?
-Sí, ya estoy aquí en la habitación del hotel y el viaje ha estado bien-contesté.
-Deberías quedarte aquí conmigo-dijo.
-Mamá, ya lo hablamos y prefiero quedarme independiente y así pasado mañana volverme a Madrid porque no puedo perder muchos días en la universidad-dije.
-Bueno-suspiró-.¿Mañana vendrás?
-Claro, quedé en ayudarte-respondí-.¿Dónde y a qué hora quedamos?
-Dame la dirección del hotel y paso a buscarte-dijo.
Se la di, quedamos a las diez de la mañana, estuvimos hablando un rato más, nos despedimos y colgamos.
Saqué la ropa de la maleta y la guardé en el armario para que no se arrugara, sobre todo el vestido que me pondría para la boda.
Al día siguiente, me desperté temprano, me di una ducha, me vestí con unos vaqueros, una camiseta de mangas hasta los codos, una chaqueta vaquera, mis converses, me hice una cola alta dejando el flequillo suelto hacia un lado, me delineé los ojos, me eché brillo en los labios, cogí mi bolso y bajé a recepción a esperar a mi madre que no tardaría en ir a buscarme.
En recepción estaba el mismo chico del día anterior y no dejaba de lanzarme miradas, y, cuando me veía mirándolo también, me sonreía.
Sobre las diez y cinco, llegó mi madre, nos saludamos con un abrazo y dos besos y nos fuimos a buscar una cafetería donde desayunar. Entramos en la primera que vimos y nos sentamos en una mesa.
-¿Estás nerviosa?-pregunté.
-Mucho-respondió-.Ya está todo listo y nada va a salir mal, pero... No puedo evitar sentirme nerviosa.
-Es normal, ¡te vas a casar!-reí.
-Gracias por apoyarme y estar conmigo mañana-me cogió la mano con las suyas.
-Eres mi madre, claro que te tengo que apoyar y estar contigo-puse mi otra mano sobre las suyas-.Además, es tu gran día y debo hacer acto de presencia.
Reímos y desayunamos mientras me contaba algunas cosas de Carlos. Él también estaba bastante nervioso y era normal, no todos los días te casas.
Estuvimos toda la mañana por ahí y, al medio día, fuimos a comer con Carlos y mis abuelos.
-¿Qué tal, cielo?-me preguntó mi abuelo mientras me abrazaba.
-Muy bien, ¿y vosotros?-respondí abrazando también a mi abuela.
-Bien-me sonrieron.
-¿Nervioso?-le pregunté a Carlos riendo.
-Mucho-respondió.
Comimos en la casa de mis abuelos hablando sobre la boda y cómo quedaríamos mis abuelos y yo para ir antes de pasar a la iglesia a por mi madre. Quedamos en que yo iría a la casa de mi madre y una vez allí mi abuela y yo nos iríamos a la iglesia en mi coche mientras mi madre y mi abuelo irían en el coche de los novios.
Sobre las siete, nos despedimos y yo volví al hotel. Entré en mi habitación y me puse a hablar con Clara por WhatsApp.
Al día siguiente, me volví a levantar temprano y comencé a preparar las cosas ya que la boda sería a las cinco y yo era un poco tardona para arreglarme y ese día quería verme más que bien porque estaría con un montón de personas que no conocería de nada pero que, a partir de ese día, pasarían a ser mi nueva familia.
A las doce ya lo tenía todo preparado, así que entré a bañarme. Me di una ducha larga y para intentar relajarme, ya que yo también estaba nerviosa. A las dos, bajé a comer y, a las tres, volví a subir para terminar de arreglarme. Me puse delante del espejo del baño y me puse a peinarme. Me hice un moño bajo, me puse una diadema y pasé a maquillarme. No me gustaba recargarme de maquillaje, así que usé un poco de base natural, me delineé los ojos, los párpados en rosa claro, rímel, pintalabios rosa claro y volví a la habitación para comenzar a vestirme. Una vez lista, me miré al espejo una vez más (http://www.polyvore.com/cgi/set?id=71591498&.locale=es) cogí mi bolso de encima de la cama y me fui. El recepcionista se quedó embobado mirándome, algo que me incomodó, pero, en vez de darle importancia, seguí mi camino hacia el aparcamiento dónde estaba mi coche. Llegué después de quince minutos a la casa de mi madre, toqué y me abrió mi abuela.
-¡Qué guapa!-exclamó al verme.
-Gracias-sonreí-.¿Y mi madre?
-Terminando de arreglarse-respondió.
Le di un beso en la mejilla, saludé a mi abuelo que estaba terminando de anudarse la corbata, fui hasta la habitación de mi madre, toqué en la puerta y entré.
-Estás preciosa, mamá-dije mirándola.
-Gracias hija, tú también estás guapísima-me sonrió y nos abrazamos.
-Este es tu gran día-le sonreí.
-Sí-suspiró con una sonrisa.
-Carlos te va a hacer muy feliz-le di la mano.
-Espero hacerle yo también feliz a él-dijo nerviosa.
-Claro que sí, os queréis mucho y lo vuestro es para siempre-le di ánimos.
-Gracias, de verdad-me volvió a abrazar.
Mis abuelos entraron.
-Estáis preciosas-nos dijo mi abuelo y nos abrazó.
-Gracias-dijimos las dos a la vez.
-¿Preparada?-le preguntó mi abuela a mi madre.
Ella me miró y yo le sonreí. Mi madre era feliz con Carlos y por ese simple motivo y haría el esfuerzo de tragarme mi timidez e intentar llevarme lo mejor posible con los hijos de él.
Salimos de la casa y mi abuela y yo nos montamos en mi coche mientras mi abuelo y mi madre se montaban en el de los novios. Llegamos, aparqué donde encontré sitio y entramos al local dónde se haría la boda. Pasamos al jardín donde ya estaban todos los invitados sentados en las sillas colocadas frente a la mesa donde estaba Carlos y el juez que los casaría. Al ir a sentarnos, pude notar la mirada de todos sobre nosotras y, al mirar hacia el frente, crucé mi mirada con Carlos, quien me sonrió. Le devolví la sonrisa y me giré un poco para poder ver pasar a mi madre cuando me quedé fija mirando a un chico y una chica que me miraban muy fijamente. Ellos debían ser los hijos de Carlos. Los hermanos se parecían bastante, los dos rubios aunque ella más oscura que él.
Después de una media hora, el juez los declaró marido y mujer y se besaron, pasamos a la otra parte donde estaban las mesas colocadas. Me senté en la que me dijo uno de los camareros y al poco rato...
-Vaya, pero si veo que es la chica del foto-matón-lo miré extrañada-.¿No te acuerdas de mí, Margarita Flores del Campo?
Y entonces aquel día en el que estaba en el centro comercial con Clara y fui empujada por un chico hasta el foto-matón llegó a mi mente. Abrí los ojos como platos, ¡era Dani Auryn! Con razón me había pedido que le avisara si había alguien en el pasillo.
-Me quedé esperando a que me avisaras si había alguien en el pasillo-me dijo sentándose a mi lado.
-Lo siento, pero es que había alguien en el pasillo-me encogí de hombros tratando de no parecer muy nerviosa.
Varios chicos llegaron a la mesa, eran David, Blas y Álvaro Auryn.
-Hola-saludaron.
-Hola-devolví el saludo.
-¿No nos presentas?-le preguntó David a Dani.
-Eh... Sí-dijo mirándome y después a sus amigos-, chicos ella es Margarita, Margarita ellos son David, Álvaro y Blas.
-¡Laura!-me llamó mi madre y me giré para mirarla-¿Puedes venir?
Asentí hacia ella y me volví hacia los chicos mientras me levantaba.
-Encantada-les sonreí y me fui con mi madre, quien me iba a presentar a los hijos de Carlos.
Al llegar con mi madre a donde estaba su marido, lo vi con el chico y la chica a los que me había quedado mirando en la ceremonia. La chica era algo menos que yo, rubia ceniza y los ojos miel y el chico un poco mayor que yo, rubio, con el pelo largo y peinado hacia un lado con los ojos miel. Me quedé un poco paralizada ya que ese chico no era ni más ni menos que Carlos Auryn, con razón el resto de Auryn estaba allí también.
-Laura-me dijo Carlos-.Te quiero presentar a mis hijos, Carlos e Isa.
-Encantada-les sonreí tímida.
-Igualmente-Carlos me dio dos besos.
Pero Isa me miró de arriba abajo con cara de odio y se fue de allí sin decir nada.
-¡Isa!-la llamó su padre.
-Papá déjala, verás como se le pasa-dijo Carlos.
-Voy a hablar con ella-le dijo serio y se fue.
Mi madre se fue porque la llamó mi abuela dejándonos a Carlos y a mí solos.
-Lo siento-se disculpó-.Ella no es así, tu madre lo sabe.
-La comprendo, no es fácil ver cómo tu padre rehace su vida junto a otra persona que no es tu madre-dije.
Carlos me sonrió y miró un punto detrás de mí.
-Ven, te voy a presentar a mis amigos-me dijo después de varios segundos en silencio.
-Vale-le sonreí y nos fuimos hacia la mesa donde estaban los chicos.
-Chicos, ella es Laura la hija de la mujer de mi padre. Laura, ellos son mis amigos Blas, David, Álvaro y Dani.
-Hola-volví a saludarlos mientras Carlos y yo nos sentábamos con ellos.
-Entonces-comenzó David-, ¿en qué quedamos, Margarita Laura o Laura Margarita?-preguntó divertido.
-Laura a secas-reí levemente.
-Pues a mí me gusta Margarita-me dijo Dani.
-Y a mí Danielo-me encogí de hombros.
-¿Danielo?-preguntó Álvaro extrañado.
-Sí, he visto como varias fans vuestras lo llaman así-respondí.
-Ah-asintió Blas.
-Yo me he quedado en Margarita-dijo Carlos y se lo contamos-.¡Qué amiga tan simpática-rió.
-Mucho-reí con él.
-Ei, pero mira a quién tenemos aquí-dijo Isa llegando a la mesa-.Si piensas que vas a conseguir apartarme de mi padre estás muy equivocada.
-No quiero quitarte a tu padre-le dije.
-Pues no es lo que parece. Primero aparece tu madre y ahora tú. ¿Por qué?
-¿Sabes?-me cansé de aguantar sus gritos-Deberías estar contenta, sí, contenta a pesar de que tu padre se haya separado de tu madre. Contenta porque ha conocido a una mujer que le quiere tanto como él a ella y vayan a rehacer sus vidas. Contenta porque, aunque se haya casado y viva con otra mujer, podrás continuar viéndolo cada vez que tú quieras.
-¿Y tú cómo sabes eso?-me miró de arriba abajo de nuevo.
-Porque por suerte no tienes a un padre como el mío que, tras divorciarse de mi madre, nos abandonó a nuestra suerte cuando tenía nueve años-me levanté y me fui antes de que alguien me viera llorar.
Entré al baño y me encerré en uno de los cubículos a intentar tranquilizarme sin que nadie me viera.
Quise llamar a Clara para hablar con ella, pero me había dejado el bolso en la mesa. Genial. Suspiré, salí del cubículo y me miré al espejo. Tendría que aguantar las ganas de llorar y aparentar ser una chica fuerte para que nadie me tuviera lástima, ya que eso era lo último que quería. Inspiré hondo varias veces y salí del baño. Iba por el pasillo mirando hacia el suelo cuando casi me choco con alguien, levanté la cabeza y le vi.
-Te estaba buscando para darte tu bolso-me lo tendió-, tu móvil ha estado sonando.
-Gracias-sonreí como pude y él hizo amago de irse-.Carlos, siento haberle hablado así a tu hermana antes yo...
-Tranquila, no hay problema-me sonrió-.Debería haberse controlado.
-Pero es normal que esté así...
-Ei, no te eches culpas que no tienes-me dijo-.Isa es especial, mi hermana tiene algunos problemas y por eso está así, pero es por los nervios de tener un nuevo miembro en nuestra familia. Dale tiempo, se le pasará.
-Gracias-le sonreí sinceramente.
-De nada-me devolvió la sonrisa y salimos hacia fuera.
La verdad es que comprendía a Isa, pero yo no quería quitarle a su padre. Llegamos a dónde estaban los chicos, pero estuve poco rato, ya que mi móvil sonó.
-Hola-contesté.
-Ei, te noto tristona, ¿qué te pasa?-preguntó Clara preocupada.
-No me llevo muy bien con la hija de Carlos-suspiré.
-¿Y eso?-preguntó interesada.
-Piensa que le voy a quitar a su padre-respondí-.Pero eso no es cierto.
-Seguro que se le pasa en cuanto te conozca un poco más, ¿qué edad tiene?-preguntó.
-No estoy segura, pero creo que tu edad más o menos-respondí dudosa.
-Entonces no es una niña, verás como pronto se da cuenta de que en realidad tú estás como ella, esto de que tu madre se case con otra persona es nuevo, pero tiene que aceptar que son felices juntos y que no ha ganado a una enemiga, sino a una amiga-dijo.
-Gracias Loquis, me hacía falta hablar contigo-dije con una pequeña sonrisa aunque mi amiga no pudiera verme.
-Para eso estoy-dijo divertida-.Ahora termina de pasártelo bien en la boda y ya mañana me cuentas todo con lujo de detalles ¿eh?-me advirtió.
-Claro, quiero ver tu cara cuando te cuente lo que me ha pasado-reí.
-¿Qué te ha pasado?-preguntó curiosa.
-Mañana te lo cuento que, como te he dicho, quiero ver tu cara-volví a reír.
-¡Mala persona!-exclamó picada.
-Picona-me burlé de ella.
-Bueno, te dejo que voy a salir con Alejandra-dijo.
-Vale, dale saludos de mi parte, adiós-nos despedimos y colgamos.
Mi abuela me llamó, por lo que me acerqué a ella y pasé el resto de la boda con mis abuelos por petición de ella. 
La boda acabó y me monté en mi coche junto con mis abuelos para ir a acompañar a mi madre y Carlos al aeropuerto. Llegamos, nos despedimos de ellos, dejé a mis abuelos a su casa y me fui al hotel. Iba pensando en mis cosas cuando vi que por el pasillo pasó Blas corriendo y se quedó justo por el pasillo por el que yo iba, a David que se quedó al lado de Blas junto con Álvaro y a Dani que siguió hacia delante en calzoncillos. Me quedé un poco paralizada y sin saber si seguir hasta mi habitación o quedarme donde estaba.
Blas me vio y estalló en carcajadas, supongo que por mi cara. David y Álvaro lo miraron extrañado, pero me miraron y comenzaron a reír también. Dani llegó y se quedó mirándome hasta que Carlos llegó con una cámara en la mano mientras grababa.
-¿Qué pasa?-me miró y empezó a reír.
-¿Soléis hacer esto normalmente?-pregunté saliendo de mi estado de shock.
-Solo cuando nos aburrimos, así aprovechamos para grabar los videodiarios-respondió Blas dejando de reír mientras Carlos guardaba la cámara.
-Ah-dije y comencé a andar hacia ellos para irme a mi habitación.
-¿También te quedas en este hotel?-me preguntó David curioso.
-Sí-asentí.
-¿Cómo que no te has quedado con tus abuelos o en la casa de tu madre?-me preguntó Carlos mientras andaban conmigo por el pasillo.
-Me gusta ser independiente-me encogí de hombros-y mañana ya me vuelvo a Madrid.
-¿No te gusta algo de atención o sobre protección?-me preguntó Álvaro.
-Depende de a qué te refieras-contesté.
-Por ejemplo a la atención de un novio-dijo Blas.
-No me molesta si sabe tener límites, nada de estar todo el día encima de mí-respondí.
-O sea que no te gustan los chicos que estén muy encima de ti ¿no?-preguntó David interesado.
-¿Por qué tanta pregunta?-los miré extrañada-Los famosos sois vosotros.
-Puedes preguntarnos lo que quieras-dijo Álvaro.
-Creo que con lo que acabo de ver, no tengo muchas preguntas que hacer-dije y todos estallaron en risas-.Aquí me quedo, adiós chicos.
-Esperamos volver a verte-me sonrió Blas.
-A ver-me encogí de hombros sonriéndoles.
Abrí la puerta con la llave e iba a entrar cuando...
-Anda Dani, vas a tener espectadores-Carlos señaló a un grupo pequeño de personas que venían por el pasillo.
-¡No!-exclamó y me abrazó desde atrás y nos entró en la habitación.
-¿Pero qué...?-pregunté mientras me llevaba contra la pared-Parece que a ti te va empujarme y encerrarme en sitios contigo ¿no?
-Puede ser-preguntó a escasos centímetros de mí.
-Esto...-me estaba poniendo nerviosa, estábamos a oscuras en mi habitación, solos y él en calzoncillos-Ya puedes salir.
-No me fío, ¿y si me ven?-preguntó sin apartarse apenas de mí.
-B-bueno, pero puedes soltarme, la habitación es lo suficientemente grande como para que estemos pegados ¿no?-pregunté.
-¿Te molesta tenerme cerca o es que te pongo nerviosa?-preguntó con una sonrisa.
-¿Tú?-me puse aun más nerviosa y tragué saliva-Claro que me pones nerviosa, ¡no paras!
Me miró fijo a los ojos y acercó su cara peligrosamente a la mía, nuestras respiraciones se estaba entrelazando por la cercanía.
-¿Es solo por eso?-preguntó pícaro.
-¡Claro que sí!-exclamé enrojeciéndome.
-No lo parece-alternó su mirada entre mis ojos y mis labios.
-Pesado-traté de apartarlo, pero fue en vano-Apártate ¿no?.
-No me apetece precisamente eso en este momento-susurró casi rozando mis labios  con los suyos.
-¿Y qué te apetece?-pregunté nerviosa alternando mi mirada entre sus ojos y sus labios.
-Esto-acabó con la distancia y me besó.

Capítulo 2: La noticia


*Isa*
Me llamo Isabella Pérez Marco, tengo 18 años, el pelo rubio ceniza, largo y ondulado, los ojos miel y soy bajita, ¿os suena mi apellido?.... ¿Como de Carlos Pérez Marco?, sí, mi hermano mayor es Carlos Auryn. 
Todas las chicas a las que iba conociendo desde que se volvió famoso se acercaban a mí por él, por eso procuro mantener en secreto que mi hermano es uno de los increíbles Auryn. 
Vivo en Alicante, con mi padre, aunque algunas veces voy a casa de mi madre, todo es un lío desde que mis padres no están juntos, pero así es mejor para ellos, si no se querían de esa forma, no podían forzarse, ahora mi padre tiene una novia que es simpatiquísima, a mi me cae genial, se llama Eva , ella tiene, según tengo entendido, una hija de dos años más que yo que se llama Laura.
Hoy mi hermano vendría desde madrid con los amigos para conocer a Eva, él aún no la había conocido en persona y se moría de ganas.
-¡Isa!- me gritaron.
-¿um?- me giré hacia ella.
-Estás en tu mundo- rió.
-Perdona... Con la cosa de que viene mi hermano hoy...- sonreí.
-Es verdad- dijo sonriendo.
Cristina es mi mejor amiga, aunque sea mayor que yo, ella tiene 22 años, nos conocimos por nuestros padres hace ya mucho tiempo. Ella tiene el pelo castaño, largo, hasta la mitad de la espalda y rizado, tiene los ojos azules, es guapísima y muy simpática.
Ella es la única chica que no es mi amiga por mi hermano, es más, a ella no le gusta demasiado Auryn por un pequeño percance que tuvo hace algún tiempo con uno de ellos.
-Me voy a tener que ir ya peque- me dijo poniendo un puchero- he dejado al petardo solo en casa... y me la va a liar parda...- el petardo era su pequeño perrito, al que yo adoraba.
-Venga, hasta luego loca, a ver si el pequeñajo vuelve a destrozarte la casa- nos dimos dos besos y se fue.
De golpe me taparon los ojos, eran unas manos grandes y estaban heladas.
-¡ai!- me quejé, esas manos no podían ser de Cris...- ¿Carlos?
-¿Cómo lo has...?- me destapó los ojos, me giré y le abracé con fuerza.
-¡Te he echado de menos!- dije.
-Y yo a ti microbio- sonrió.
-No me llames así- le di con el dedo en la frente.
-Hola, estamos aquí- dijo Dani.
-Hola- sonreí apartándome de mi hermano y mirándoles.
-¿Como estás petarda?- me preguntó David antes de abrazarme.
-A mi no me llames petarda- reí.
-Perdón- dijo David poniendo un puchero.
-No pasa nada- le sonreí.
-Hola Isa- dijo Álvaro.
-Hola smiler- dije y nos abrazamos.
-¡Rubia!- exclamó Dani abriendo los brazos.
-¡Rubio!- exclamé y lo abracé.
-Quedo yo- dijo Blas con tono divertido.
-Sí- dije yendo hacia el un poco cortada.
-Enana, ¿te pasa algo?- rió Blas.
-No acepto que David me llame petarda, mucho menos voy a aceptar que tú me llames enana- le miré mal.
-Qué picona eres, anda ven- me abrazó mientras reía.
-Qué dos- rieron los demás.
-Anda vamos tortolitos- dijo Carlos divertido.
Empezamos a andar mientras los chicos me contaban cosas de su nuevo CD, las canciones, las fans,...
-Claro, como las chicas venían a por nosotros nos echamos a correr, casi nos llevamos a dos chicas por delante y cuando nos dimos cuenta, Dani no estaba- dijo Álvaro.
-¿Qué te pasó?- pregunté curiosa.
-Pues que yo sí me llevé a una de las chicas por delante y la escondí conmigo en el soto-matón- respondió-. Cuando se iba a salir le pedí que me avisara si había alguien en el pasillo pero no lo hizo y se fue dejándome allí.
Yo solté una carcajada mientras el resto se reía también.
-Y no salió de allí hasta que fuimos a mandarlo por un whatsApp que nos envió- dijo Carlos.
-Y la cosa es que no se saca el nombre de la chica de la cabeza- rió Blas- , que por cierto es muy original.
-¿Como se llama?- pregunté.
-Margarita....
-¡Flores del campo!- dijeron los demás riendo.
-¿Y te creíste que se llamaba así?- pregunté entre risas.
-Así la llamó su amiga y ella no dijo nada- dijo Dani encogiéndose de hombros.
-¿Y como se llamaba su amiga? ¿Amapola Flor Silvestre?- me burlé.
-Dolores Fuertes de Cabeza- respondió.
-Siento decírtelo... Pero se han quedado contigo- dije poniéndole una mano en el hombro mientras los demás no paraban de reír.
-Vale, pero no os riaís más de mí, se que pudo hacerlo para no darme su verdadero nombre, pero...
-Te gustó esa chica- dijo Blas.
-No se si es gustar, pero me sentí raro cuando me reconoció- dijo Dani.
-Dani, en un cuadrado tan pequeño y oscuro, es difícil que te reconozcan- dijo Álvaro.
-Pues yo sí me fijé en ella, y espero volver a verla- dijo Dani pensativo.
-Soñar es gratis- dijo Carlos.
Saqué las llaves de casa y entramos.
-Papá no está ahora mismo-le dije a mi hermano.
-¿Donde está?
-Con Eva.
-Estoy deseando conocerla- dijo Carlos.
-Es muy simpática- dije sincera.
-¿Y el tema pesadillas como va?- me preguntó en voz baja.
-Bien- mentí.
-¿Bien?... 
-Sí, va bien, no me mires así- me volví.
Desde hace algunos meses, tengo unas pesadillas horribles sobre mi padre... Y la verdad, me da miedo que se cumplan. Mi hermano sabía que pesadillas eran y yo no quería preocuparle más.
Conseguí que dejase de preguntarme sobre mis pesadillas y nos pusimos a ver una película todos juntos.
Cuando ya eran las ocho o así, los chicos, menos mi hermano, se tuvieron que marchar porque mi padre llamó y dijo que ya venía con Eva.
-Bueno, enana ya nos veremos- me dijo Blas, después me dio dos besos y se apartó.
-Te he dicho que no me llames enana...
-¿Te puedo llamar piojo entonces?- negué con la cabeza- ¿por qué?
-Porque no.
-Andas tortolitos dejadlo ya- dijo David y me dio un beso en la mejilla- nos vemos petarda.
-¿Otro?- le miré indignada y después le pegué levemente en el brazo.
-Anda, dejadla, pobrecita- dijo Dani abrazándome- que solo es una niña.
-Fuera de aquí todos- dije seria.
-¿Perdón?- preguntó Álvaro.
-No no os perdono... fuera...
-Yo no he echo nada- dijo Álvaro poniendo un puchero.
-Lo se, pero estabas a punto de soltar algo también ¿verdad?- se delató solo empezando a reír.
-Chicas que pagarían por estar con los Auryn... y tu los echas de tu casa- dijo Dani abriendo mucho los ojos.
-Eso es lo que hay, yo solo quiero a un Auryn- dije mirando a mi hermano.
-Ai, como te quiero- me abrazó- ya la habéis oído, venga fuera.
-Mira que eres picona piojo- me dijo Blas.
-No haberme picado- me encogí de hombros.
Un momento después los chicos ya habían salido de casa y Carlos y yo poníamos la mesa para la cena.
-¿Estás nervioso?- pregunté mirándole.
-¿Yo? No.
-Estás nervioso- afirmé.
-No estoy nervioso- dijo a la defensiva.
-No, que va- reí y le tiré una servilleta.
-Eres mala, como te pille te enteras.
Empezó a perseguirme por el salón y yo a reír mientras corría, subí las escaleras como pude, intentando no caerme, cuando llegué al piso de arriba Carlos me cogió en brazos y me bajó al salón, empezó a hacerme cosquillas.
-¡Carlos!- dije entre risas.
-Dime peque- dijo riendo también.
-¡Para!
-No.
Le pedí de todas las formas posibles que parase, pero a mi hermano le dio igual y siguió haciéndome cosquillas hasta que empecé a llorar de la risa.
-Vale, ya paro o al final te meas- se metió conmigo.
-Como te pille te mato- le amenacé.
-Primero tendrás que ser más rápida- se  levantó y salió corriendo.
-Carlos, como te pille ... ¡Te vas a enterar!
-Ui, tengo que tener miedo ¿no?- dijo riendo.
-Mucho- le miré mal y él rió- qué mal hermano eres.
-¿Yo?- se hizo el ofendido- Con lo que yo te quiero...- hizo como si llorase.
-Ui, que llora el nene y todo- reí.
La puerta se abrió y mi padre y Eva entraron, mi hermano se quedó mirándoles.
-Hola- saludó ella tímida.
-Hola- dijo mi hermano.
-Carlos- dijo mi padre antes de abrazarle- ella es Eva.
-Un placer- sonrió mi hermano y se dieron dos besos.
Pasamos al salón y hablamos un rato.
Nos comentó qué tenía una hija de dos años más que yo, y, después de la cena llegó la hora de la gran noticia...
-Carlos, Isa... Eva y yo nos vamos a casar- dijo mi padre.
Me quedé totalmente paralizada mirando al vacío, no sabía como reaccionar.
-Enhorabuena- dijo Carlos.
Yo me levanté, les di la enhorabuena y me fui deprisa a mi habitación.
Me senté en mi cama y me quedé pensativa un rato.
-Isa, ¿estás bien?- me preguntó Carlos entrando en mi habitación y sentándose a mi lado.
-Sí...- dije sin más.
-¿Sí?- me miró fijamente, yo asentí- Pues no te creo, eres mi hermanita, te conozco y se que te pasa algo.
-Me conoces demasiado- dije mirándole.
-Ven- tiró de mí hasta apoyarme en su pecho, donde yo me acomodé, él empezó a acariciarme el pelo.
-No puedo Carlos... Es que de verdad que me supera... Ella me encanta, es una mujer genial, y le deseo lo mejor, y quiero que papá sea feliz, pero... Yo sobro... sobraré... Aquí ya no encajo... Les voy a molestar cuando se casen.
-No digas eso, tu no sobras en ninguna parte, eres alguien indispensable.
-Pero ahora papá va a estar más ocupado con Eva y... con Laura, creo que se llamaba.
-No, papá siempre va a ser papá, siempre va a estar ahí para todo Isa, mira, él nunca te va a dejar de lado, ni a ti ni a mí.
-Lo sé, pero mi mente loca se imagina sus versiones de los hechos, ya lo sabes...
-Tranquila peque, nadie te va a dejar de lado, y menos papá.
Él siempre sabía lo que me hacía falta, era el mejor.

Capítulo 1: Y tú, ¿quién eres?


*Laura*
Me llamo Laura y tengo 19 años. Soy de estatura media, rubia oscura-castaña clara y con los ojos verdes pero con tonos azulados. Son raros, pero es lo que más me gusta de mí. Soy madrileña y vivo en mi propio piso con mi mejor amiga Clara. Tiene 18 años, el pelo castaño oscuro, los ojos marrones y es un poco más bajita que yo. Está un poco loca, pero es todo amor y siempre consigue sacarme una sonrisa.
En cuanto a mis padres... Mi padre, en cuanto se separó de mi madre, se fue. ¿A dónde? Sólo él lo sabe... Y mi madre, a ella le ofrecieron trabajo en Alicante, así que allí se había ido. Le estaba yendo bastante bien, se había echado novio. Un hombre llamado Carlos que la quería y la trataba mejor de lo que ella se habría imaginado nunca y estaban haciendo planes de boda después de dos años de noviazgo. Siendo sincera, de Carlos no sabía casi nada ya que cada vez que nos veíamos era porque él venía con mi madre a Madrid, nunca he ido a conocer a la familia de él porque me daba cosa y pensé que eso de conocer a la familia era asunto de mi madre por ser su novia.
Dejando esa parte de mi vida de lado, esa tarde me encontraba en el piso bastante aburrida y sin nada que hacer esperando a Clara. De pronto, mi móvil sonó. Lo miré y vi que era un WhatsApp de mi amiga:
Clara: Tengo planes para hoy, arréglate que en cuanto llegue nos vamos. Besitoos
A saber qué planes había hecho, pero sinceramente no me importaba. Fui a mi habitación me puse unas mayas vaqueras, una camiseta ancha y larga en gris, mis botines grises, un pañuelo en el cuello y fui a peinarme. Me hice una trenza pequeña para recogerme el flequillo y dejé el resto suelto con algunas ondas naturales que se me hacían solas, me delineé los ojos, rimel, brillo de labios, un poco de colonia y me preparé mi bolso mientras esperaba a Clara.
Diez minutos después, mi amiga llegó. Dejó sus cosas, se puso unos vaqueros, una camiseta de manga larga en morada, se maquilló como yo, se puso una diadema, sus converses y salimos del piso. Nos montamos en mi coche hablando de nuestro día y media hora después, aparqué en el parking subterráneo del centro comercial.
-¿Cine o tiendas? -me preguntó.
-Mm... Tiendas - respondí.
Asintió y comenzamos a andar hacia las primeras tiendas.
En la planta de música vimos a un montón de gente, por lo que decidimos acercarnos a husmear. No podíamos ver nada, por lo que me acerqué a un grupo de chicas. 
-Perdona ¿quiénes están? -pregunté.
-Auryn -me respondió una de ellas.
-Gracias -le sonreí.
Me acerqué a Clara y le dije quiénes estaban allí.
-Vamos a acercarnos -dijo emocionada.
-¿Qué? No, hay mucha gente y ni si quiera tenemos qué nos puedan firmar -dije.
-Da igual, solo los vemos y nos vamos -dijo-. Porfis.
-Está bien -me di por vencida.
Nos acercamos para poder verlos bien. Estaban cantando Heartbreaker, el single de su nuevo CD Anti-heroes.
Nos quedamos en un rincón dónde no estorbábamos embobadas con ellos. Eran cinco chicos guapísimos a parte de grandes personas y artistas. En un momento, uno de ellos miró hacia dónde estábamos nosotras, sonrió y guiñó un ojo, por lo que me quedé atontada. Terminaron la canción y decidimos irnos.
-No te quejarás ¿eh? -preguntó Clara dándome un codazo- Dani Auryn te ha guiñado un ojo.
-¿No ha podido ser a ti? -la miré.
-No es mi tipo, así que todo tuyo -respondió mientras miraba algunas camisetas.
-Pero te van los rubios -le señalé.
-De ese grupo solo me va el rubio de ojos miel -me guiñó y fue hacia los probadores.
Esta Clara no tenía remedio.
Me quedé mirando algunas camisetas hasta que vi una que me gustó, me la probé junto con un par de vaqueros, pagamos y seguimos dando vueltas hasta que decidimos irnos.
Íbamos por los pasillos de la planta baja cuando vimos venir hacia nosotras un grupo de chicos corriendo que, rápidamente, pasaron por nuestro lado casi llevándose a Clara por delante. Uno de ellos iba un poco atrasado y mirando hacia atrás por lo que no me vio y me llevó con él escondiéndonos así en el foto-matón  Al ir de espaldas, no atiné a ver por dónde andaba, así que tropecé y casi caigo de espaldas, pero el chico, al que aún no había visto bien, me cogió por la cintura y terminé con la espalda pegada a la pared del foto-matón y con el chico muy cerca de mí. Iba a hablar, pero él rápidamente me tapó la boca con su mano y con una mirada me pidió que guardara silencio, pero mirarme a los ojos fue lo peor que pudo hacer, ya que me perdí en su mirada.
-Margarita Flores del Campo, ¿te vas a echar muchas fotos? Es que tengo ganas de irme ya -yo la mataba.
Empecé a notar calor en mis mejillas, él rió por lo bajo y quitó la mano de mi cara.
-Encantado, Margarita -rió.
-Y tú, ¿quién eres? -pregunté un poco molesta.
-Mi nombre no es tan original como el tuyo -respondió-. Me llamo Dani.
-Margarita, ¿vamos? -otra vez Clara.
-Voy Dolores Fuertes de Cabeza, voy -resoplé-. ¿Te importa...?
Le hice una seña al chico para que me dejara salir ya que aún me tenía cogida por la cintura.
-Oh, sí. Perdón -se separó de mí.
Fui a salir cuando él me cogió del brazo.
-Espera -me pegó un poco a él.
-¿Qué? -lo miré y con la claridad pude fijarme un poco en su cara, aunque más que nada me quedé embobada con sus ojos azules.
-¿Puedes avisarme si no hay nadie fuera? -preguntó.
-Claro -lo miré un poco extrañada.
-Gracias -me sonrió.
Lo miré por última vez y salí del foto-matón.
-Ya era hora, tardona -me dijo.
La miré mal y después al pasillo, no había nadie. ¿Avisaba al chico?
-¿Qué te pasa? -me preguntó mi amiga mirándome.
-No, nada -respondí.
La cogí del brazo y nos fuimos. Nos montamos en el coche y en el trayecto hacia nuestro piso le conté a mi amiga lo sucedido con el chico del foto-matón.
-No me lo creo -dijo una vez terminé de contarle todo-. ¿Y lo has dejado ahí sin que hubiese nadie por los pasillos?
-Claro que había alguien, estabas tú -me encogí de hombros.
-¡Qué mala eres! -rió.
-Solo un poquito -me hice la inocente.
Aparqué el coche, sacamos las bolsas y entramos al edificio.