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viernes, 27 de diciembre de 2013

Capítulo 10: Mi oso de peluche.

*Isa*
Cuando salimos de casa de Laura, los chicos se despidieron y Carlos y yo nos fuimos a nuestra casa. Blas y yo no habíamos vuelto a hablar del tema, bueno y de nada, después de abrir la puerta Dani nos recubrió de nata y se fueron. Hoy en el ensayo tan sólo nos habíamos dirigido miradas y la verdad, eso no ayudaba. Estar enamorada de uno de los mejores amigos de tu hermano no es nada fácil.
-Enana, ¿en qué piensas?.- Me preguntó Carlos mientras conducía.
-Pues, en mi amiga.
-¿La del otro día o Cris?
-La del otro día...
-Dile a tu amiga que deberían lanzarse los dos.
-No es tan fácil, él no lo entiende, dice que su hermano se interpone y que es complicado.
-Es comprensible, es como lo que dijo Dani, si tú estuvieses con alguno de mis amigos al principio me sería raro, pero supongo que lo acabaría aceptando, eres mi hermana, te quiero y quiero lo mejor para ti.
Eso me hizo pensar, si esto lo hubiese escuchado Blas, quizá le ayudase a darse cuenta de que no hay por qué tener miedo.
-Mañana era cuando te llevaba al cine ¿verdad?
-¡Es verdad!
Mi hermano rió y los dos comenzamos a comentar las películas que podíamos ver al día siguiente, los dos teníamos los mismos gustos, así que no nos costó ponernos de acuerdo en cuál íbamos a ver.
El sonido de mi móvil me hizo abrir los ojos un poco por la mañana, pero entonces vi a mi hermano entrando a mi habitación, por lo qué volví a cerrarlos y esperé a ver que hacía.
Se puso frente a mí y me dio un beso en la mejilla.
-Venga peque, o no llegaremos al cine.
-Voy.- Dije sonriendo.
Me levanté y mientras me duchaba mi hermano estaba preparando el desayuno, después de desayunar nos marchamos al cine.
Disfrutamos de gran parte de la película porque el otro resto estuvimos lanzándonos palomitas y riéndonos el uno del otro.  Una chica que teníamos al lado no paraba de mandarnos callar hasta que se dio cuenta de quien era mi hermano por la voz. Entonces ya no nos mandó callar más. Al salir Carlos y yo nos hicimos una foto.
Al rato nos marchamos a comer juntos, comimos pizza, después de eso Carlos recibió un mensaje de los chicos, le necesitaban para no se que cosa y entonces le pedí que me llevase a la tienda en la que trabajaba Laura, hoy le había tocado trabajar todo el día,  pobre.
Carlos me dejó allí y me dijo que saludase a Laura de su parte, después yo entré en la tienda y me acerqué al mostrador.
-Hola, estoy buscando una cosilla, espero que pueda ayudarme.- Puse una voz distita.
-¿Qué estás...? ¿Isa?
-Pues busco a mi hermana.- Sonreí y ella me abrazó.
-¿Qué haces aquí?
-¿Creías que iba a dejarte sola en esta tienda todo el día?
Comenzamos a hablar y entonces me llegó una mención de twitter. Mi hermano había subido la foto y había puesto Un día perfecto con mi enana. Le di a retwitear y después me giré a Laura.
-Perdona es que mi hermano ha subido una foto a Twitter.
-No pasa nada.
-¿Puedo contarte un secreto?.- Pensé que ella podría ayudarme con el caso Blas.
-Claro, dime lo que quieras, puedes confiar en mí.
La abracé, me había portado fatal cuando la conocí y por mucho que le pidiese disculpas todos los días de mi vida no sería suficiente.
-Verás...- Le conté todo, ella me miraba comprensiva y entonces me acarició el hombro.
-Yo creo que debes darle tiempo para que se de cuenta, si le gustas de verdad olvidará el detalle de que Carlos es tu hermano y estará contigo.
-Pero no lo hace, simplemente me dice que quedemos como amigos porque es complicado, por mi hermano, o por cualquier cosa que se le ocurra.
-Isa, debes ponerte en su lugar, no es fácil estar con la hermana de uno de tus mejores amigos.
-Lo se.- Dije antes de agachar la cabeza y sentirme fatal por no dejarle tranquilo. Laura tenía razón, debía dejar que él se diese cuenta o de que me olvidase y así ver si le gustaba de verdad o no.
Cuando ya era algo tarde, Laura me llevó a casa, que aún estaba desierta y entonces me llegó un mensaje de Cris. Estaba en la puerta de casa, le abrí deprisa y la abracé.
-No puedo creerme que estés aquí.- Me dijo riendo.
-Ni yo, por cierto, esta es mi hermana, Laura, Laura esta es mi amiga Cristina.
Ambas se dieron dos besos y entonces Laura se despidió, decía que estaba muy cansada. Cris y yo nos quedamos hablando un raro hasta que la llamaron y tuvo que irse.  Entonces la puerta de mi casa se abrió y los chicos entraron.
-Hola pequeñaja.- Me dijo David.
-Hola pastelito.- Le sonreí.
El resto me saludó, incluso Blas, pero se notaba la tensión en el ambiente, todos lo notaron,, bueno, todos menos mi hermano que estaba a lo suyo con el whatsApp.
Se sentaron a mi alrededor y pusieron una peli de miedo, Blas estaba a mi lado y al otro lado tenía a Dani, en el sillón apartado estaba Carlos y en el otro sofá Álvaro con David.
En uno de los sobresaltos me abracé a Dani y Blas nos miró mal. ¿Estaba celoso?
-Perdona.- Le dije a Dani avergonzada.
-No pasa nada rubita, como si quieres que sea tu oso de peluche.
-Te pega porque eres adorable.- Reímos levemente.
-¿De verdad piensas que soy adorable?- preguntó mirándome curioso.- Todos dicen que soy un bicho.
-Es verdad que eres un poco terremoto, pero cuando te calmas eres muy dulce.- Dije sonriendo.
-Gracias rubita.- Me sonrió.
-Para eso estamos.- Le guiñé un ojo.
Blas carraspeó a nuestro lado y se removió.
-Blas, ¿estás bien?.- Le preguntó Álvaro.
-Perfectamente.
-A ver si te estás resfriando.- Le dijo mi hermano.
-No creo que haya tosido por eso.- Dijo David y Blas se levantó y se fue a la cocina a por agua.
Los demás seguimos viendo la peli, bueno yo más bien me tapé con el brazo de Dani y este reía de mí. 
A las doce más o menos acabó la película y los chicos decidieron marcharse, todos me dieron un beso, todos menos Blas que no había parado de moverse desde que me abracé a mi amigo.
Carlos y yo nos despedimos y salí disparada a la ducha.
-¡Oye enana!.- Me gritó.- Eso no vale...
Vi como ponía un puchero antes de cerrar la puerta del baño. Al salir Carlos entró y mi móvil comenzó a sonar.
Lo miré y vi que tenía más de una docena de mensajes nuevos, de Laura, de Cris, incluso de Clara.
Laura me decía que se había encontrado con Blas y que lo había notado bastante malhumorado, Clara me decía de quedar mañana con ella y Laura en su casa, y Cris de quedar mañana, entonces se me ocurrió hacer un grupo de whatsApp con nosotras.
Isa: Presentaciones, Clara esta es Cris y Cris esta es Clara, he hecho el grupo para saber que hacer mañana porque Cris, Clara, Laura y yo quedamos en vernos un día.
Clara: Un placer conocerte y ... ¿y si quedamos las cuatro?
Laura: Me parece una buena idea, mientras más mejor.
Cris: Me gusta la idea, además así puedo conocer a la hermana de Isa y a su amiga :P
Isa: Sii bueno chicas nos vemos mañana a las doce? y así comemos juntas?

Clara: Por mi bien.
Laura: Si.
Cris: Es buena idea.
Dejé el móvil y entonces sonó un whatsApp más, para mi sorpresa era de Blas.
Blas: ¿Mañana vas a ir al ensayo?
Isa: No creo, he quedado.
Blas: Ah... ¿con quién?
Isa: Unas amigas.
Blas: Es que... he estado pensando y tenemos que hablar, esto no puede seguir así.
Isa: Lo se, ¿qué tal amigos?
Blas no me contestó, por lo que me lo tomé como un sí, amigos. No me gustaba demasiado la idea, pero tampoco quería perderle, me gustaba demasiado.
Me acosté a dormir,  por la mañana me despedí de mi hermano y me fui a recoger a Cris para irnos a casa de Laura y Clara. En unos minutos ya estábamos allí.
-¿Que os parece si pedimos unas pizzas?.- Preguntó Clara y nosotras asentimos.
Comenzamos a hablar de todo un poco, de que nos conocíamos, de que conocía Cris a los chicos y de muchas cosas. Las chicas se llevaron muy bien y la verdad es que me encantaba la idea de tener tantas amigas tan increíbles como lo eran ellas. Pero ya era bastante tarde y debíamos irnos. Nos despedimos y quedamos en vernos otro día. En la calle llovía, pero Cris llevaba paraguas.
Al llegar a casa entré en mi habitación y me encontré un enorme oso de peluche.



Había una nota debajo del oso.
Perdóname, debí ver antes lo que eras para mí. Yo también quiero ser tu oso de peluche.
Me quedé muy sorprendida y abrí mucho los ojos y la boca. No podía ser de él, de verdad era de Blas... Miré por la ventana del edificio y le vi salir.
Sin pensarlo dos veces eché a correr por el pasillo y me choqué con Carlos, que me miraba sorprendido.
-¿A donde vas?.- Me preguntó.
-Ahora vuelvo.- Le contesté.
-Pero, está lloviendo a mares.
No me paré a contestarle, no podía permitir que Blas se marchase así de rápido.
Comencé a correr por la calle y le vi a lo lejos.
-¡Blas! ¡Blas!.- Le llamé varias veces, pero no se giraba, le agarré del hombro y entonces vi que no era él.- Perdone... Le he confundido...
El hombre se marchó caminando.
-Vas a ponerte mala como sigas dejando que la lluvia te empape.- Me giré, reconocería esa voz en cualquier sitio, me puse frente a él. Me miraba serio.- Isa yo...
-¿No querías ser solo mi amigo?
-No, eso era antes, antes de darme cuenta de lo que eres para mí, ayer quería decírtelo pero cuando fui a contestar el móvil se me quedó sin internet, no me funcionaba.- Me agarró de la cintura.- Estoy enamorado de ti, desde hace tanto que ni me acuerdo, soy idiota y he dejado que te escapes una y otra vez, te he rechazado y todo por miedo.
-Yo también lo soy, debí entenderte, no decirte todas esas cosas, lo siento.
-Quiero ser tu oso de peluche, quiero que sepas que eres especial para mí y que siento algo muy profundo. Estoy locamente enamorado de ti y si me dejas me gustaría demostrártelo.
-¿Cómo no iba a dejarte?
-¿Quieres que lo intentemos? Sin más miedos, sin más peleas y sin más distanciamientos, tu y yo juntos. ¿Qué me dices?
-Que estaría loca si dijese que no.
Blas me pegó a él y me besó lentamente mientras el agua caía a nuestro alrededor. Por fin había pasado, él y yo juntos.

martes, 17 de diciembre de 2013

Capítulo 9: Día duro

*Laura*
-¿Trabajas o estudias, Laura?-me preguntó Álvaro curioso.
-Trabajo y estudio-respondí.
-¿Cómo te organizas?-preguntó Isa.
-Por las mañanas trabajo y por las tardes voy a las clases en la universidad-expliqué.
-¿No se te hace cuesta arriba en las jornadas de exámenes?-preguntó Carlos.
-Para nada, durante ese tiempo no trabajo, mi jefe es el padre de una compañera de clases y, cuando tengo la época de saturación por exámenes, me da vacaciones-me encogí de hombros.
-Vaya trabajo bueno-dijo Dani sorprendido.
-Sí, he tenido suerte-asentí sonriendo.
-¿Cuánto tiempo llevas?-preguntó Blas.
-Casi dos años, empecé al mismo tiempo que entré a la universidad-me quedé pensativa.
-¿Qué estás estudiando?-preguntó Isa.
-Periodismo-respondí y los miré-.Creo recordar que los famosos son los chicos-dije divertida.
-Me está viniendo un déjà vu...-dijo David.
-Auch, dame una patada si eso-se quejó Dani mirando mal a David.
-¿Era tu pierna? Lo siento, no lo sabía-dijo pillo.
-¡David!-volvió a quejarse, creo que por otra patada.
-Laura, ¿qué es lo que se...?-se quedó cortada y parada en la puerta de la cocina-¡Yo te mato!
-¡Creo recordar que fuiste tú quien los invitaste a desayunar!-le grité mientras corría hacia su habitación.
Todos rieron y, al cabo de un rato, apareció mi amiga muy sonrojada y ya vestida y peinada.
-Clara, quiero que sepas que me encanta tu pijama de pájaros-dijo David divertido.
-Gracias, a mí también me gusta-contestó ella.
-Anda, tonti-me levanté y me puse junto a ella-, no te piques porque tú los invitaste y ellos te han tomado la palabra al pie de la letra.
-Y tanto, pero podrías haberme avisado, ¿no?-me miró seria.
-Pero si han venido de improvisto y no me ha dado tiempo-señalé.
-Bueno, yo voy a seguir picada y ya me pensaré si te perdono-se sentó en mi silla.
-Vale, yo me voy ya que, si no me doy prisa, llego tarde-puse mi taza en el fregadero-.¡Clara, te toca fregar!-dije desde el baño.
-¡Tramposa!-me gritó de vuelta.
-El trato era el desayuno y la cama, no fregar los platos-le indiqué-.Te hago la cama y  me voy.
Y eso hice, estiré sus sábanas y la colcha, puse los cojines y salí pitando hacia el perchero de la entrada, cogí mi bolso y la chaqueta, grité un adiós y salí escaleras abajo. Tenía prisa, quedaba un cuarto de hora y yo tardaba algo más en llegar. Al estar ya en el rellano del edificio, el ascensor se abrió dejándome ver a los chicos e Isa.
-¿Ya os vais?-pregunté mirándoles extrañada.
-Sí, tenemos cosas que hacer y tampoco queremos entreteneros-respondió Blas.
-Ah-asentí mientras todos salíamos a la calle.
-¿Dónde trabajas?-preguntó David curioso.
-En una tienda de música del centro-respondí abriendo mi coche-.Os dejo porque ya es tarde, adiós.
-Adiós-dijeron casi a coro.
Conduje algo deprisa para no tardar demasiado y lo conseguí, solo llegué cinco minutos tarde. Entré rápidamente, saludé a mi jefe y a mi compañera y entré al almacén para ponerme el uniforme que consistía en una chaqueta roja con una plaquita en la que ponía mi nombre. Salí y me fui al mostrador, mi jefe nos dio algunas indicaciones y se fue dejándonos a las dos solas.
Mi compañera, Danae, era una chica uno o dos años mayor que yo, de mi estatura y pelirroja. Ella había entrado a la tienda hacía cosa de un mes o algo así. Parecía simpática, pero nunca habíamos hablado demasiado, era reservada y yo tímida con la gente nueva, así que ninguna sacaba temas de conversación. Por eso me sorprendió que me hablara aquel día.
-¿Por qué solo vienes a trabajar por las mañanas?-me miró curiosa.
-Porque por las tardes voy a la universidad-respondí educada.
-Mm...-dijo pensativa-¿Podrías cubrir mi turno de mañana por la tarde? Es que es mi aniversario con mi chico y, bueno, tú sabes-le restó importancia-.¿Podrías hacerme el favor?
Al día siguiente era sábado y no es que me hiciera mucha gracia trabajar un sábado por la tarde, pero bueno, podría hacerle el favor.
-Está bien-asentí con una pequeña sonrisa.
-En cuanto pueda te devuelvo el favor-sonrió y entró a la parte de atrás de la tienda.
Suspiré, parecía que no era capaz ni de dar las gracias, en fin. Me senté en un pequeño taburete y abrí una revista de las que teníamos por ahí, me aburría un poco y no tenía gran cosa que hacer. Mi móvil sonó, así que lo saqué del bolsillo de mi pantalón y lo miré.
Isa: Holaaa ¿puedes quedar mañana?
Lau: Imposible, trabajo todo el día :/
Isa: Jo, bueno, quedamos otro día :)
Lau: Claro, cuando me digas ^.^
Isa: ¿Qué me cuentas?
Lau: Nada interesante, en la tienda no entra nadie -.-' ¿Y tú?
Isa: En el estudio con los chicos, que están ensayando
Lau: Qué bien, me gustaría escucharles *.*
Isa: Pues escucha...
Me mandó una nota de voz en la que se escuchaba a los chicos cantar
Lau: Jo, suenan genial :D
Isa: La verdad es que sí jajaja
Lau: En estos momentos me das envidia :(
Isa: Jajaja ¡Anda ya!
Lau: Es verdad, me encantaría estar ahí escuchándoles y no aquí aburrida y con una compañera que se ha perdido en algún lugar de la parte de atrás de la tienda
Isa: Ala qué tía ¿y no te ayuda?
Lau: La verdad es que no, siempre hace lo mismo
Isa: Pues menuda fresca
Lau: Sí...
Isa: ¿Dónde queda la tienda?
Lau: En el centro, frente al Starbucks
Isa: Mm... Valee
Lau: ¿Para qué?
Isa: Puede que me pase en algún momento, créeme que no es divertido estar toodo el día sentada en un sillón
Lau: Al menos escuchas buena música
Isa: Jajaja Cómo se nota que eres fan de ellos
Lau: Sí :$ Jajaja
Dejé el móvil en cuanto vi entrar gente. Atendí a algunos, ayudé a otros y así estuve hasta la hora de cerrar, justo cuando entraba mi jefe y Danae salía del pequeño almacén.
-Hola, chicas-nos sonrió-.¿Cómo ha ido la mañana?
-Bien, bastante tranquila-se apresuró a contestar mi compañera.
-Bien, pues por hoy ya os podéis ir-entró al mostrador para mirar la caja.
-Hasta mañana-dejé la chaqueta, recogí mis cosas y me fui.
Subí a mi coche y me puse en marcha, tenía que hacer la comida, comer, limpiar lo ensuciado, cambiarme e irme a la universidad. Un día ajetreado.
Llegué a casa a más de las ocho, estaba reventada y sin ganas de nada, menudo viernes me había tocado pasar.
Clara no estaba en casa, por lo que fui directamente a la ducha, me puse mi pijama, mis pantuflas y me hice un moño despeinado con algunos mechones fuera y me tiré en el sofá a ver la tele. Después de dar dos vueltas completas por todos los canales, me di por vencida en encontrar algo que valiera la pena, así que fui a mi habitación a por una película que me había dejado Alejandra y no había visto, Hansel y Gretel: Cazadores de Brujas. La puse en el DVD y me volví a tirar en el sofá.
Llevaba casi media hora de película cuando tocaron la puerta. Con un suspiro puse pausa, me levanté arrastrando los pies y abrí.
-¡Hola!-exclamaron.
-Vaya, parece que hoy es el día de los pijamas-rió David.
-Pasad, anda-les dejé paso-.Poneos cómodos, voy a ponerme algo decente.
Los dejé en el salón y entré a mi habitación, me puse unos leggins, una camiseta fina de manga larga y una chaqueta negra con capucha. Me hice una coleta y para los pies me dejé las pantuflas con los calcetines. Salí y los encontré a todos acomodados. Blas, Carlos e Isa estaban en el sofá, Álvaro y David en el sillón de dos plazas un poco apretados ya que era pequeño en realidad, y Dani en el sillón de una plaza, o sea, mi sillón.
-Hemos traído pizzas y palomitas-dijo Carlos.
-Muy amables-les sonreí.
-¿Clara no está?-preguntó Isa curiosa mientras yo iba a la cocina a por vasos y bebidas
-No, está en el cumpleaños de su madre, han hecho una reunión familiar, así que supongo que vendrá tarde o mañana-respondí-.Gracias-le dije a Blas que me había ayudado a llevar las cosas.
Ya con las pizzas abiertas sobre la mesa de centro y cada uno con una servilleta y un vaso con bebida, me dispuse a sentarme.
-¿Te importa hacerme un hueco?-le pregunté a Dani.
-No, claro-se hizo a un lado y pude sentarme junto a él sin problemas.
-Mira que eres difícil ¿eh?-rió Álvaro.
-Es mi sillón-me encogí de hombros cogiendo un trozo de pizza.
-Lo siento-se disculpó el rubio.
-No pasa nada, de todos modos no habríamos cabido bien-le resté importancia.
-¿Qué peli veías?-preguntó David señalando la tele.
-Hansel y Gretel-respondí.
-¿No eres un poco mayor para ver dibujos?-se burló Dani y yo le saqué la lengua-Yo ya la he visto, la bruja que les ayuda, Mina, se muere y Hans...-le metí un trozo de pizza en la boca.
-Comiendo no se habla y no me cuentes la peli que no la he visto-le advertí.
Alzó las manos y siguió comiendo mientras los demás reían. Terminamos de comer hablando de todo un poco entre risas y, al acabar, me ayudaron a recoger. Cuando todo estuvo en la cocina, volví al salón, me senté en el sillón pequeño con Dani y puse la película desde el principio.
Noté algo en mi hombro, abrí los ojos despacio y me encontré con unos azules que me dejaron totalmente aturdida.
-Siento haberte despertado, pero ya nos vamos-susurró con una sonrisa.
Enseguida caí en quién era... ¡Qué vergüenza!
Me levanté de un salto y los miré a todos.
-Lo siento, vaya anfitriona soy...-me sonrojé.
-Tranquila, nosotros nos hemos acoplado y debes estar cansada por haber tenido un día ajetreado, ¿verdad?-me sonrió Álvaro.
-Verdad-asentí suspirando.
-Entonces nos vamos para que descanses-dijo Dani levantándose y quedando así a mi lado.
Les sonreí y les acompañé a la puerta. Se fueron despidiendo de mí con dos besos, en el caso de Isa añadió un abrazo, y quedamos en que nos veríamos otro día. Sinceramente yo esperaba que eso ocurriera, pero un día en el que estuviera al cien por cien. Menuda vergüenza haberme quedado dormida con ellos allí en el salón de mi piso.